Leamos Salmo 62-5
62:5 Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza.
La esperanza surge en alguien cuya alma reposa en Dios, que ha creído en quien dió su vida para que pudieramos disfrutarla, viene de la salvación, de la seguridad que el Padre nos dió a través de Cristo.
Romanos 8-24/25
Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a que esperarlo?
25Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
Es una esperanza que crece cada día, una esperanza viva.
Para mantener nuestra esperanza en crecimiento necesitamos alimentarla a traves de la busqueda del alimento que encontramos en las escrituras.
Romanos 15-4
Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.
Creciendo en el conocimiento de la palabra de Dios crece nuestra esperanza y comenzamos a testificar del poder y la soberanía del Señor en nuestras vidas.
Crece en nosotros el deseo de que muchos lleguen a tener tambien esta maravillosa esperanza que hemos hallado, que ha cambiado para siempre nuestra vida y manera de vivir tratando de mantenernos alineados a la voluntad de Dios y
en obediencia, purificando aún nuestros pensamientos.
1º Juan 3-3
Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
Colosences 1-4
habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, 5a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, 6que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad.
Al llegar a nuestros oídos la palabra de Dios produce en nosotros un cambio de actitud, de vida y de pensamientos,
al fin todo parece tener sentido, tomamos un rumbo distinto y tenemos una meta, sentimos la presencia y compañía de Dios, nuestro propósito es agradarle a El nuestra esperanza está cimentada en el amor de Dios y en la fé.
Testificamos de la obra de Dios en nuestros corazones, la paz y la esperanza crece y se extiende para tocar a otros que puedan tambien llegar a apreciar y desear esta esperanza viva que los puede llenar de paz en tiempos difíciles y disfrutar de la maravillosa gracia infinita de Dios llevando una vida plena, con propósito y una esperanza viva y creciente.